martes, 3 de enero de 2012

Temblores



En la larga noche
o el eterno día.
En soledad,
o compañía.

Larga sombra
de infinitos brazos.
Temblores,
de fuerza invisible.

Humo denso,
impenetrable.
Temblores,
de propósitos malvados.



Viento que golpea,
y con fuerza barre,
deshace el humo
que en la cabeza yacía,
bloquea los temblores,
y llena el cielo de vida.

Nuevo mundo,
dispuesto a mis ojos,
Que aún lloran,
recelosos,
de la esquina inalcanzable
donde reside lo oscuro,
siempre alerta,
dispuesto,
a pillarme por sorpresa
en el abismo de mi miedo.


¡Pero ahora estaros lejos!,
monstruos de lo incierto,
no quiero veros vivos,
no en mi pensamiento.

Con la cabeza erguida
seguir el rumbo es mi deseo,
¡valor!, como plato estrella,
de postre quiero el mundo entero.


Destino inexpugnable,
habrá seguro temblores,
y quizás hasta humo negro,
pero...
de nuevo en la batalla,
iros miedos al abismo,
donde nacisteis con descaro
del vientre de lo absurdo,
y el calor de lo indeciso.

4 comentarios:

Belen dijo...

Es que a veces es bastante difícil encontrar 'dónde viven nuestros monstruos!!'

Pero una vez que los encontramos hay que combatirlos para comernos de postre el mundo entero!

Yiyi dijo...

A veces pienso si son nuestros miedos los que nos definen o somos nosotros los que definimos nuestros miedos, precisamente por miedo.
En fin, habra que controlar los temblores.
Un abrazo.

Molowi dijo...

pues yo creo que una mezcla de ambas dos: el miedo a no saber qué hacer, qué decir, cómo pensar o al qué pasará, fomenta nuestra inseguridad, y los monstruos se aprovechan de ello para castigarnos, con mas inquietudes, y más decisiones.

Belen dijo...

Pues habrá que intentar que no nos definan a nosotros!

http://www.youtube.com/watch?v=mMXLbEJg1vM

Que esos monstruos se queden debajo de nuestras camas y no salgan nunca!

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