martes, 27 de marzo de 2012

525.600 minutos

Amigos que vinieron,
otros que se van,
una llamada por sorpresa,
y el saber que volverán.

Cien tardes de café,
otras cien para charlar,
¿cómo lo medimos,
el tiempo que se va?

La película del año,
la novela del amor,
esas tardes de cortejo,
huyendo del dolor.

Una risa que recuerdo,
una lágrima banal,
la esperanza del concierto,
que pronto,
en la línea del camino,
se dispone a comenzar.

Alquitrán de cigarrillos,
en las puertas de algún bar,
un partido con amigos,
hamburguesa o buen champán.

Mente...

constante ser ocupado
en la cima del poder.
Rufián trémula,
que sin quererlo ni avisar,
guarda en la chistera
recuerdos a olvidar.

Deja por el camino,
sin redoble de tambores,
ni traje de ocasión,
sonrojado por clamores
restos de los amores,
la sorpresa,
y el perdón.

Mas no confíes en lo puesto,
y dado como tal,
solo busca un poquito,
en el fondo del desván.

Lo bonito, lo real...
aquello que te empuja
y te lleva a su compás,
se guarda bajo el ombligo,
por acierto, o por azar.

525.600 minutos,
un año sin parar,
un millon de cicatrices,
otras tantas, sanarán.

  

Texto inspirado en la canción "Seasons of love", del Musical Rent

miércoles, 21 de marzo de 2012

Día Mundial de la Poesía

Casi sin querer, esta tarde, escuchando la radio, alguien dijo que hoy, 21 de Marzo, era el Día Mundial de la Poesía

Buscando, encontré que era cierto, y que la UNESCO, que es quien ha decretado el día, tiene una página para cada día mundial declarado. Podéis ver el siguiente enlace si tenéis curiosidad:
http://www.un.org/es/events/poetryday/ 

Leyendo las primeras líneas uno puede pensar que lee una definición de qué es la poesía, o quizás tan solo su misión:

"La poesía contribuye a esta diversidad creativa al cuestionar de manera siempre renovada la manera en que usamos las palabras y las cosas, nuestros modos de percibir e interpretar la realidad."

Sin embargo, dándole alguna vuelta, la pregunta ¿qué es la poesía? no tiene una respuesta directa, al menos una respuesta válida para cada persona, en cada momento, y en cada lugar.



Creo que esto es algo que sólo se puede explicar para cada uno, para cada cuello de camisa que nos escucha, y es más, me atrevería a decir que sólo es válido incluso para nosotros mismos por el lapso de tiempo en que esa camisa permanece con nosotros, y que se pierde con el agua que durante el centrifugado abandona la lavadora...

Yo nunca fui lector fiel de poesía, y es más, me atrevería a decir que a la hora de escribir, casi me gusta más escribir en prosa, que en verso, pero sin embargo, en los últimos tiempos lo que me sale es esto, versos, que vienen no sé muy bien de dónde, y que se van, o mejor dicho, que vienen a parar, a este blog, sin saber siquiera por cuantos ojos serán leídos, o si despertarán sentimiento alguno.

Sentimiento...para mí, creo que la poesía tiene que ver con eso. Algo así como vomitar en palabras una idea que te ronda la cabeza, un sentimiento de rabia, tristeza, miedo o esperanza, que despertó en ti algo que viste, algo que oíste, o algo que te ocurrió.

A veces, me gusta dejar que eso salga, y la mayoría de las veces, sólo que empiece, sin saber como va a terminar, sorprendiéndome a mí mismo por hablar de algo que al principio parecía otra cosa. Otra cosa, u otras cosas. La capacidad que tienen las personas de interpretar, y la capacidad de las palabras de ser ambiguas, combinarse al derecho o al revés para decir cosas opuestas, y a veces...tan parecidas.

Cuando alguien me comenta (las veces que ocurre) algo de lo escrito, y me sorprende con una visión distinta de lo que mis propias palabras parecen decir para mí, simplemente...despierta en mi una sonrisa sincera, de esas que vienen de dentro y cuesta dejar escapar. Una pregunta...¿quise decir lo que dije o en realidad dije lo que no pensé?

La mayoría de las veces, uno se queda con su propia interpretación de los hechos, como es lógico, pero de vez en cuando, esa duda, es una duda genial.

Eso para mí, creo que es lo que más se acerca a definir unos versos; la versatilidad de las palabras, la manera de expresar algo que en realidad se vuelve contra nosotros. El desamor, la ilusión, la pena, la alegría, el pudor...de los que uno se olvida cuando escribe, y cuando lee. Y todo lo contrario, el desamor, la ilusión, la pena, la alegría, el pudor...que aparece tan real acompañado de las palabras cuando las leemos con atención.

Una canción sin música, o una letra a la que no le hacen falta las notas, porque están implícitas en el ritmo de los versos, en la precipitación de las palabras entre los saltos de línea. Como ya vomité una vez...

Una suave melodía, 
quizás, una canción de amor, 
pero acabará siendo una historia, 
y nosotros, su trovador. 

Una fotografía, un vídeo, una novela, una canción...o unos simples, o no tan simples versos. De nosotros depende el valor de esas historias, su comienzo, y su final, y sobre todo, la manera de contarlas.

Esta, en este momento, en este lugar, y para el cuello de la camisa que no llevo puesta, es la mía.

jueves, 15 de marzo de 2012

Implacable


Como triste noticia
de la lluvia que no llega.
Sediento el campo,
las almas, las carteras.

Como huracán sin prisa
que debasta a su paso.
Levanta llagas, casas,
empezando por el tejado.

Implacable,
como la furia del tornado,
como la fuerza del ciclón,
como la sombra de los miedos
debajo del colchón.

Un guiño sin aviso,
un abrazo por detrás,
el sobresalto del beso
que no puedo atrapar.

Tan igual y tan distinto,
tan sincero y tan letal.
Un amor sin escondidos,
que de frente,
no permite respirar.

Así resuena el eco,
el de tu ausencia,
el de mi olvido.
El de la distancia
que separa
aquello tan unido.

Dos metros...
un abismo entre los dos,
gritos que ni oímos
a distancia del calor.

Me enseñaste...
que los celos son traviesos,
que es mitad falta de sesos
y mitad inseguridad.
Me enseñaste...
a ser pareja en libertad.
Me enseñaste...
que el amor no es una reja
y que es mentira la verdad.

Pero no encontré la manera,
de escucharnos y aprender,
de vivir con el abrazo,
como medio del delito
y la forma de entender.

¿Dónde se apaga el amor?”
No encuentro el interruptor”,
que acabe con el puño,
que implacable,
desde tí,
desde mí,
nos llega doloroso
sólo por amar,
por los medios del hastío,
la palabra, la mirada....
y la cercana ambigüedad.






Versos entre comillas: Ricardo Arjona, "Me enseñaste"