Amigos que vinieron,
otros que se van,
una llamada por sorpresa,
y el saber que volverán.
Cien tardes de café,
otras cien para charlar,
¿cómo lo medimos,
el tiempo que se va?
La película del año,
la novela del amor,
esas tardes de cortejo,
huyendo del dolor.
Una risa que recuerdo,
una lágrima banal,
la esperanza del concierto,
que pronto,
en la línea del camino,
se dispone a comenzar.
Alquitrán de cigarrillos,
en las puertas de algún bar,
un partido con amigos,
hamburguesa o buen champán.
Mente...
constante ser ocupado
en la cima del poder.
Rufián trémula,
que sin quererlo ni avisar,
guarda en la chistera
recuerdos a olvidar.
Deja por el camino,
sin redoble de tambores,
ni traje de ocasión,
sonrojado por clamores
restos de los amores,
la sorpresa,
y el perdón.
Mas no confíes en lo puesto,
y dado como tal,
solo busca un poquito,
en el fondo del desván.
Lo bonito, lo real...
aquello que te empuja
y te lleva a su compás,
se guarda bajo el ombligo,
por acierto, o por azar.
525.600 minutos,
un año sin parar,
un millon de cicatrices,
otras
tantas, sanarán.
Texto inspirado en la canción "Seasons of love", del Musical Rent
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