domingo, 26 de febrero de 2012

Días color canela




Hay días que uno se levanta con el cuerpo decaído, revuelto y sin saber por qué. Esos días se dejan llevar, mejor dicho, se deja que te lleven como una marea suave que no te explica su movimiento.

Quizás esa noche hayas soñado con algo horrible, quizás tan solo con algo que te inquieta. Lo más seguro es que ni siquiera te acuerdes, pero esa sensación, es una sensación agridulce de un sueño convulso y nada reconfortante.

Hay decisiones que tomar, que a veces, tú mismo desconoces. Hay cosas que te rondan, que tú, ni siquiera tienes presentes de manera consciente. Pero a veces, sólo a veces, puede que sí que seas capaz de canalizar esa sensación, y tener atisbos de noción de las que cosas que te ocurren.

ese arma poderosa...

“Tienen miedo del amor y no saber amar
Tienen miedo de la sombra y miedo de la luz
Tienen miedo de pedir y miedo de callar
miedo que da miedo del miedo que da 
El miedo es una sombra que el temor no esquiva,
el miedo es una trampa que atrapó al amor
el miedo es la palanca que apagó la vida
el miedo es una grieta que agrandó el dolor”

Pedro Guerra, “Miedo”



En definitiva, miedo, inquietud, tensión, o tantos quehaceres en tan poco tiempo. El resultado, días color canela, a proporciones. Un poco de rojo, del pudor y la vergüenza. Un poco de gris, de la inseguridad que se genera. También amarillo, con su consejero tono de alarma. Quizás sea el momento de mover ficha.

Porque los días de color canela, quizás con una pizca de verde esperanza, y un toque blanco de luz, se conviertan en días nuevos de excéntricos colores. Quizás, jugar con la paleta a mezclar la realidad, sea el camino para conseguir nuevas sensaciones, y pensar que aquellos días color canela, se quedaron en el breve momento en el que uno abre los ojos por la mañana.

Entonces, y sólo entonces, quizás podamos encontrar ese cuadro pendiente.

lunes, 13 de febrero de 2012

Viento de carnaval




En la buhardilla
resuenan las persianas,
coléricas en su defensa,
valientes guardianas.

Allá fuera el viento,
caballero de lo bravo,
corazón de aventurero,
de uno a otro costado.

Soplido del gigante,
que enfadado por el frío,
manda por el cielo,
veloz,
viento mensajero,
muestra de su hastío.

Últimas pataletas,
ráfagas de huracán,
transformándose en otro,
viento de carnaval.

Anhelos de ser otro,
deseos de no ser yo,
piratas, presos o monstruos,
espíritu de otro color.

Carnaval,
invento del cansado
con ganas de volar.
Cuán libres nos sentimos,
con peluca y sin collar.

Momentos de otro mundo,
princesas en el vals,
viento que resuena,
por la ventana del desván.

Chirigotas en la tele,
mofas de alguien como yo,
que por vergüenza o miedo,
se esconde en su salón.


Viento que desata,
disfraz de un buen dragón.
Fujur,
como ejemplo,
del servicio del valor.


Historia que no acaba,
quizás, interminable,
ya que con ganas,
y un buen traje,
podremos combatir,
el soplido...
del gigante.