martes, 3 de enero de 2012

Temblores



En la larga noche
o el eterno día.
En soledad,
o compañía.

Larga sombra
de infinitos brazos.
Temblores,
de fuerza invisible.

Humo denso,
impenetrable.
Temblores,
de propósitos malvados.



Viento que golpea,
y con fuerza barre,
deshace el humo
que en la cabeza yacía,
bloquea los temblores,
y llena el cielo de vida.

Nuevo mundo,
dispuesto a mis ojos,
Que aún lloran,
recelosos,
de la esquina inalcanzable
donde reside lo oscuro,
siempre alerta,
dispuesto,
a pillarme por sorpresa
en el abismo de mi miedo.


¡Pero ahora estaros lejos!,
monstruos de lo incierto,
no quiero veros vivos,
no en mi pensamiento.

Con la cabeza erguida
seguir el rumbo es mi deseo,
¡valor!, como plato estrella,
de postre quiero el mundo entero.


Destino inexpugnable,
habrá seguro temblores,
y quizás hasta humo negro,
pero...
de nuevo en la batalla,
iros miedos al abismo,
donde nacisteis con descaro
del vientre de lo absurdo,
y el calor de lo indeciso.