Baldosas amarillas
Cuando hubo recorrido todo el camino de baldosas amarillas, Dorothy se sentó exhausta a las puertas del palacio donde se suponía que estaba el mago. Atrás quedaron aquel espantapájaros que se las daba de intelectual, el león arrogante y el duro hombre de acero. Se alegraba de haber hecho el trato con la bruja. Les entregó a cambio de una alianza. Ahora solo quedaba la última parte de la aventura: desenmascarar al hechicero y convertirse en la princesa más poderosa de Oz. ¿O es que acaso se había lanzado a aquel tornado para nada?
Cuando Anakyn encontró a Luck
Cuando Anakyn volvió en sí tras el choque de la nave, su visión de las circunstancias había cambiado por completo. Se dio cuenta de que había estado a punto de matar a su hijo, y todo por mantener aquella fama de aguerrido hijo de puta con que se había ganado el apodo de Darth Vader. Por suerte, el golpe de timón en mitad de la batalla les había encerrado en compuertas distintas de la sala donde peleaban. Se preguntaba si decirle la verdad a su hijo. Luchaba entre su reputación y su sentido común. En su cabeza, su propia imagen anunciando a Luck su paternidad con la voz que salía de aquella absurda máscara le hizo reírse a carcajadas.