En calma, respiro,
mis músculos se relajan,
en el momento perfecto
en el que noto que faltas.
Un sonido familiar,
de pronto congela el alma,
reloj traicionero,
hasta el cuco me degrada.
Al ratito la puerta,
y tú tras ella trayendo
besos.
Yo espero, cumpliendo,
cuando vendrá el
aguacero.
Me gusta que me mientas,
me dejo llevar por lo que
dices.
Me gusta tu fuerza,
mañana, quizás pasado,
cicatrices.
¡Soy valiente!, me
repito.
Pero en el mismo momento
en que viene corriendo
el fruto de mi vientre,
adios coraje, valentía,
creo con ello,
estar salvando su vida.
Al final, inexplicable,
la sepultura será,
cálida cama
de verdad más sincera,
Eterno descanso,
sin nadie que espere la
cena.
Al lado, un niño,
gritará enfurecido,
¿por qué, mamá?
Tranquilo hijo,
no supe hacerlo mejor,
no supe escapar contigo.
Recuerda, aprende,
tenme siempre contigo.
Sin duda serás mejor,
que el cabrón que te
borró,
la infancia sin testigo.
Otra más...